La hija del verdugo Oliver Pötzsch Colección // Umbriel Histórica 448 páginas Sinopsis.- Alemania, 1659. En Schongau, un pequeño pueblo bávaro, rescatan del río a un niño agonizante con una extraña marca en el hombro. Jakob Kuisl, verdugo y depositario de la sabiduría, debe investigar si el brutal ataque está relacionado con alguna clase de brujería. En las calles de Schongau todavía resuenan los siniestros recuerdos de pocas décadas atrás de cazas de brujas y mujeres ardiendo en estacas. Pero cuando desaparecen otros niños y un huérfano es hallado muerto con el mismo tatuaje, el pueblo cae presa de una histeria que amenaza con reeditar aquellos terribles sucesos. Entre la multitud cobra fuerza la teoría de que Martha, la comadrona, es a la vez una bruja sanguinaria y asesina. Antes de que lo obliguen a torturar y ejecutar a la mujer que trajo a sus hijos al mundo, Jakob debe descubrir la verdad. Con la ayuda de Magdalena, su hija, y de Simon, el médico del pueblo, Jako...
Este es un relato precioso y lleno de nostalgia, se diría que a la par que transcurre esa tarde lluviosa los pensamientos y recuerdos de la protagonista se deslizan también cual gotas por los cristales y le lanzan un mensaje de seguir adelante pese a todo. Te felicito Pilar, es de los más bonitos relatos que he leído tuyos. Muchos besos.
ResponderEliminarMuchas gracias María, la verdad es que también es uno de mis relatos preferidos.Besitos.
EliminarEs un relato intimista y nostálgico que me ha recordado el poema "Tarde" de Federico García Lorca, que ya hace muchos años que forma parte de mi "antología personal", es decir de todas esas frases, poesías, canciones y lecturas que no precisan ser recordadas o evocadas para estar ahí, porque ya forman parte de mi esencia misma.
ResponderEliminar"Tarde lluviosa en gris cansado,
y sigue el caminar."
Gracias por compartirlo, Pilar.
Muchas gracias a tí Jovita por leerlo, y me alegro mucho de que te haya gustado. Y más aún que te haya recordardo a los versos de Federico García Lorca, que dicho sea de paso a mi también me encantan. Besitos.
ResponderEliminarUn precioso (y triste) relato, Pilar. Muy acertada la elección de la imagen.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias Ana, sí es un poco triste, me alegro de que te guste. Besos.
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